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Primero Dios Marzo: Restaurando una imagen de Dios

Restaurando una imagen de Dios



PR. ALBERTO OCARANZA


INTRODUCCIÓN

¡Maranata: El Señor viene! Es una lectura devocional (matutina), la cual fue creada a partir de una compilación de citas de Elena de White. Su objetivo es fortalecer nuestra fe en el esperanzador tema de la Segunda venida de nuestro Señor Jesucristo. Dentro de los muchos temas y citas que allí aparecen quisiera invitarles a reflexionar en la siguiente:

“Cristo está aguardando con deseo anhelante la manifestación de sí mismo en su igle- sia. Cuando el carácter de Cristo se reproduzca perfectamente en su pueblo, entonces vendrá a buscar a los suyos” (Maranata, 14 de Abril, p. 116).

Muchas veces decimos que lo único que llevaremos al cielo es nuestro carácter. En- tonces, si queremos ir al cielo con Cristo, su carácter debe ser reproducido en nuestras vidas, pero, ¿cómo puede ocurrir esto? ¿Qué nos dice la Biblia y los escritos de Elena de White acerca de esto?

Para responder estas preguntas les invito a viajar al principio de la Biblia, justamente en el momento en el que este carácter fue dañado y veremos cuál es la solución que el cielo nos da para este real problema.


DESARROLLO



Leamos Gén. 1:26

“Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra seme- janza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra”.

En este versículo encontramos dos principios fundamentales Primer Principio: “El hombre es Mayordomo de todo lo creado”.

Cuando el escritor hebreo usaba las palabras cielo, tierra se refería al universo y cuando usaba las palabras cielo, tierra y mar hacía referencia al planeta tierra, por lo tanto, si en Gén. 1:26, el dominio entregado al hombre es sobre las aves de los cielos los peces del mar y bestias en toda la tierra somos mayordomos no solo del tiempo, talento, tesoro y templo sino de TODO.

Cielo + Tierra = Universo
Cielo + Tierra + Mar = Planeta Tierra


Segundo Principio: “El hombre no puede ser Mayordomo de nada si no es a través la Imagen de Dios en el hombre”.

Es decir esta imagen es la que habilita al hombre para responder a Dios y a sus reque- rimientos.

1. Dios crea al hombre a su imagen;
2. Le entrega el dominio de todo.

De acuerdo a esto se puede concluir lo siguiente:


a) Solo a través de la imagen de Dios en el hombre está habilitado para responder a todos los requerimientos divinos. (Administrar la tierra como sus Mayordo- mos.).
b) El gran desafío de Adán y Eva era conservar la imagen y semejanza con la que Dios los creó.
c) Si el enemigo quería tomar dominio de todo debía comenzar por dañar la ima- gen de Dios en el hombre. (Podríamos llamarle a esto, el comienzo del conflicto aquí en la tierra.).

En función de esto desarrollaremos la siguiente estructura:

A. Dios creó al hombre a su imagen;
B. Satanás dañó esa imagen;
C. Cristo restauró la imagen;
D. El Espíritu Santo restaura la imagen en el hombre;
E. La comunión es el medio por el cual el Espíritu Santo restaura la imagen en el hombre;
F. Para que exista comunión debe haber tiempo y lugar;
G. Para que exista tiempo y espacio debemos decidir.


A) Como el primer punto ya fue mencionado (Dios crea al hombre a su imagen), siendo el fundamento sobre el cual se construye todo lo demás, comenzaremos desde el momento en el que el enemigo daña esa imagen.

B) Satanás daña la imagen de Dios en el hombre.

“Tan pronto como el Señor, por medio de Jesucristo, creó nuestro mundo y colocó a Adán y Eva en el Jardín del Edén, Satanás proclamo su propósito de transformar a su se- mejanza a los padres de la humanidad y enrolarlos en las filas de su rebelión. El enemigo estaba decidido a borrar la imagen de Dios de toda descendencia humana e implantar la suya propia en lugar de la divina. Y con el fin de lograr sus propósitos adoptó métodos de engaño. Se lo llamó el padre de mentira, acusador de Dios y de quienes son leales a él y asesino desde el principio. Utilizó todo medio disponible con el fin de lograr que Adán y Eva cooperaran con él en la apostasía y logró introducir la rebelión en nuestro mundo” (Cristo triunfante, 4 de enero).


Aquí podemos hacer dos preguntas las cuales necesitan respuestas.

¿Tuvo éxito el plan de Satanás?

Si la respuesta a la primera pregunta es afirmativa, ¿cómo es que esto pudo ser posible?

La respuesta a la primera pregunta es lamentablemente un rotundo “SÍ”.

“Y vivió Adán ciento treinta años, y engendró un hijo a su semejanza, conforme a su imagen, y llamó su nombre Set” (Gén. 5:3).

• Set nace a imagen de Adán.

La respuesta a la segunda pregunta es: “Mediante el pecado”.

“Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella” (Gén. 3:6).

“El pecado mancilló y casi borró la semejanza divina. Las facultades físicas del hombre se debilitaron, su capacidad mental disminuyó, su visión espiritual se oscureció. Quedó sujeto a la muerte” (La educación, p. 15).

Desde que esto sucedió hasta que Jesús viniera a rescatar a la raza habían pasado 4.000 años. La condición en la que se encontraba el hombre da a conocer al punto al cual había llegado la degradación de la imagen de Dios en el hombre.

“El engaño del pecado había llegado a su culminación. Habían sido puestos en opera- ción todos los medios de depravar las almas de los hombres. El Hijo de Dios, mirando al mundo, contemplaba sufrimiento y miseria. Veía con compasión cómo los hombres habían llegado a ser víctimas de la crueldad satánica. Miraba con piedad a aquellos a quienes se estaba corrompiendo, matando y perdiendo. Habían elegido a un gobernante que los encadenaba como cautivos a su carro. Aturdidos y engañados avanzaban en lóbrega procesión hacia la ruina eterna, hacia la muerte en la cual no hay esperanza de vida, hacia la noche que no ha de tener mañana. Los agentes satánicos estaban incorporados con los hombres. Los cuerpos de los seres humanos, hechos para ser morada de Dios, habían llegado a ser habitación de demonios. Los sentidos, los nervios, las pasiones, los órganos de los hombres, eran movidos por agentes sobrenaturales en la complacencia de la concupiscencia más vil. La misma estampa de los demonios estaba grabada en los rostros de los hombres, que reflejaban la expresión de las legiones del mal que los poseían. Fue lo que contempló el Redentor del mundo. ¡Qué espectáculo para la Pureza Infinita!” (DTG, p. 27).

Fue este el contexto en el que Jesús nuestro salvador vino a esta tierra. Pero, ¿para qué vino?, esta es otra pregunta que necesita una respuesta.

C) Cristo vino para Restaurar la imagen de Dios en el Hombre.

“Satanás se estaba regocijando de que había logrado degradar la imagen de Dios en la humanidad. Entonces vino Jesús a restaurar en el hombre la imagen de su Hacedor. Nadie, excepto Cristo, puede amoldar de nuevo el carácter que ha sido arruinado por el pecado. El vino para expulsar a los demonios que habían dominado la voluntad. Vino para levantarnos del polvo, para rehacer según el modelo divino el carácter que había sido mancillado, para hermosearlo con su propia gloria” (DTG, p. 28).

“El que practica el pecado es del diablo, porque el diablo ha estado pecando desde el principio. El Hijo de Dios fue enviado precisamente para destruir las obras del diablo” (1 Juan 3:8, NVI).

“Cristo siempre tenía presente el resultado de su misión. Su vida terrenal, tan recargada de penas y sacrificios, era alegrada por el pensamiento de que su trabajo no sería inútil. Dando su vida por la vida de los hombres, iba a restaurar en la humanidad la imagen de Dios. Iba a levantarnos del polvo, a reformar nuestro carácter conforme al suyo y embellecerlo con su gloria” (CE, p. 221).

Cristo venció en el terreno donde Adán había perdido. Solo podemos exclamar ¡Ben- dito Jesús!


D) El Espíritu Santo restaura la imagen en el hombre.

Es importante destacar que aunque Cristo recuperó lo que el hombre había perdido, esto no es efectivo en el hombre automáticamente, en este contexto resalta como fundamental la persona y obra del Espíritu Santo.

“En el plan de restaurar la imagen divina en el hombre, se estableció que el Espíritu Santo, como agente modelador actuara en las mentes humanas como si fuera Cristo mismo” (EGW, Recibiréis poder, p. 49).

El apóstol Pablo entendía muy bien este conflicto lo escribió en su carta a los Corintios. “Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor” (2 Corintios 3:18).

Sin embargo a esta altura surge otra pregunta trascendental.

¿Cómo restaura el Espíritu Santo la Imagen de Dios en el hombre?

La respuesta se encuentra en la palabra de Dios.

E) La comunión es el medio por el cual el Espíritu Santo realiza la obra de Restaurar la Imagen de Dios en el Hombre (si no existe la comunión, no existe la posibilidad de que esto suceda).

“La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la COMUNIÓN del Espíritu Santo sean con todos vosotros. Amén” (2 Corintios 13:14).

Siendo la comunión el lugar donde comienza el proceso de restauración, debemos saber que Satanás atacará siempre la Comunión.

“Con intenso interés, consideró los sacrificios ofrecidos por Adán y sus hijos. En esta ceremonia discernía el símbolo de la comunión entre la tierra y el cielo. Se dedicó a interceptar esta comunión” (DTG, p. 89).

Como adventistas tenemos mucha información:


• Sábado
• Educación de los Hijos
• Reforma pro salud, etc.

La pregunta es ¿Nuestro estilo de vida tiene relación con la información que tenemos? Si la respuesta es NO, la pregunta es ¿POR QUÉ?
Al parecer no es por la falta de información, entonces, ¿por qué?

Les invito a dar una mirada a la siguiente FORMULA



Correcta Información + Incorrecta Comunión = Incorrecto Estilo de Vida
Correcta Información + Correcta Comunión = Correcto Estilo de Vida

F) Para que exista comunión debe haber Tiempo y Lugar.

¿Cómo puedo tener Comunión?

Probablemente usted estará pensando en que para tener comunión necesita leer la Biblia y Orar. Sin embargo, usted podrá tener muchos deseos de estudiar la Biblia, pero lo que necesita no siempre es una Biblia: lo que necesita es tiempo para leer la Biblia.

Usted podrá tener muchos deseos de orar, pero lo que necesita no siempre es saber qué decir: lo que necesita es tiempo.

Entonces podríamos responder de la siguiente forma: para que usted tenga comunión necesita INDISCUTIBLEMENTE tiempo y espacio, de otra forma esto nunca ocurrirá. Pensando en esto podemos mirar nuevamente esta cita:

“Con intenso interés, consideró los sacrificios ofrecidos por Adán y sus hijos. En esta ceremonia discernía el símbolo de la comunión entre la tierra y el cielo. Se dedicó a interceptar esta comunión” (DTG, p. 89).

Es decir la forma como el enemigo intercepta la comunión es quitando los ingrediente de la comunión, o sea, nos quita el tiempo y los espacios para que esto suceda.

Tiempo Lugar

G) Para que exista tiempo y espacio debemos decidir.

Es aquí donde quisiera formular mi llamado, según lo que hemos visto. Dios creó al hombre a su imagen, el enemigo mediante el pecado la dañó, Cristo y su maravillosa gracia la recuperó. El Espíritu Santo y su obra restauran la imagen de Dios en el hombre. El contexto en el que esto se realiza es a través de la comunión. Para que tengamos comunión necesitamos tiempo y espacio, lo cual solo será real si usted y yo decidimos.

El tiempo no llegará por que solo lo sepamos, este vendrá cuando tomemos una actitud decidida frente a esto. El tiempo no vendrá por que aparezcan días de 25 horas. Si no tenemos tiempo en las 24 horas que siempre tendremos es porque probablemente hemos entregado nuestro tiempo a muchas otras cosas y no hemos priorizado el tiempo que debemos darle a Dios.

Seamos valientes, si no nos hemos podido levantar lo temprano que quisiéramos, probablemente es porque hemos ido tarde a la cama y ¿por qué hemos ido tarde a la cama? Quizás porque elegimos ver TV hasta tarde, entonces si queremos tener comunión, tendremos que hacer cambios.


Si no decidimos nada pasará, pero si lo hacemos tendremos tiempo y si tenemos tiempo podremos tener comunión, si tenemos comunión el Espíritu Santo podrá restaurar la imagen de Dios en nosotros y si eso pasa, nuestros pies estarán rumbo a Jerusalén.


Es decir el carácter de Cristo será reproducido en nosotros. Eso es lo que mencionamos al comenzar este tema.


“Cristo está aguardando con deseo anhelante la manifestación de sí mismo en su iglesia. Cuando el carácter de Cristo se reproduzca perfectamente en su pueblo, entonces vendrá a buscar a los suyos” (Maranata, 14 de abril, p. 116).


Mayordomía es RESTAURAR LA IMAGEN DE Dios en el Hombre, es preparar un pueblo para la segunda venida.

“La verdad se ha abierto camino a su corazón, y está implantada allí por el Espíritu Santo, quién es la verdad. Cuando la verdad toma posesión del corazón, el hombre da una evidencia segura de su existencia convirtiéndose en un Mayordomo de la Gracia de Cristo” (Testimonios para los ministros, p. 122).

Efesios 4:24
“Y vístanse del nuevo hombre que ha sido creado a semejanza de Dios en justicia y santidad de verdad” (RVA 2015).

Salmos 17:15
“En cuanto a mí, en justicia veré tu rostro; quedaré satisfecho cuando despierte a tu semejanza” (RVA 2015).

¿Quiere usted ir al cielo?
Entonces usted quiere ser parte de aquellos sobres los cuales Dios reproducirá su carácter.

¡Debemos decidir hoy!

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