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Primero Dios Agosto: LAS TRES RIQUEZAS DE JOB

LAS TRES RIQUEZAS DE JOB



PR. JOSANAN ALVES
 
“En el Cementerio Rock Creek de Washington DC está la famosa estatua “El Dolor” con la cual Augusto Saint-Gaudens intentó personificar todas las aflicciones humanas. […] La Biblia contiene su “personificación del dolor” en la persona de Job” (Comentario Bíblico Adventista, t. 3, p. 499).

La Biblia describe a Job como un hombre, pero es interesante notar que no lo des- cribe como un superhombre. Lo que significa que fue hecho del mismo material que nosotros. Quiere decir que no tenía ventajas en su formación, o sea, que sus victorias pueden ser las nuestras, que sus dolores pueden ser los nuestros, que su Dios puede ser nuestro Dios.

El relato bíblico comienza de la siguiente manera:

JOB 1:1-3

Esos tres versículos describen las tres riquezas de Job

1ª RIQUEZA ESPIRITUAL

En el primer versículo se lo describe como un hombre que poseía riqueza espiritual: “perfecto” (no significa ausencia de pecado, sino plenitud, madurez, un hombre irre- prensible), “recto” (justo, correcto), “temeroso de Dios” (lealtad y devoción a Dios), “apartado del mal” (evitaba el mal, desviándose de él como de la presencia del peligro).

2ª RIQUEZA FAMILIAR

En el versículo 2 se lo describe como un hombre que poseía riqueza familiar: Job poseía una familia próspera de diez hijos. Los versículos 4 y 5 amplían la noción de esa riqueza, pues dice que a los hijos de Job les gustaba pasar tiempo juntos con frecuencia. La ma- nera como él cuidaba de sus hijos muestra que era una familia piadosa.

3ª RIQUEZA MATERIAL

“En aquel tiempo, la riqueza se medía principalmente en términos de tierras, animales y siervos; y Job poseía los tres en abundancia” (Comentario Bíblico Expositivo, T 3, p. 9).


LAS RIQUEZAS QUE DIOS BENDICE

Tal vez usted no haya tenido ninguna dificultad en describir los deseos para la vida espiritual y familiar, pero muchas veces tenemos dificultades de pensar en riquezas mate- riales especialmente en un ambiente espiritual. Muchas veces imaginamos esa riqueza como algo secular que no tiene relación con la vida espiritual, pero el libro de Job nos muestra que Dios no tiene nada en contra esas tres riquezas: espiritual, familiar y material. A pesar de que la Biblia describe que no todos los hijos de Dios reciben la riqueza familiar y la riqueza material, Dios muchas veces concede esas riquezas a sus hijos como se las ofreció a Job (Eclesiastés 5:19). Un asunto a destacar de la riqueza de Job es el orden en que se la describe: primero espiritual, después familiar y, finalmente, material. Esa es la visión bíblica de la riqueza bendecida. El gran problema de la humanidad es buscar riquezas comenzando por la parte material o incluso familiar y no por la espiritual. Fue eso lo que Jesús quiso enseñar al decir:

“No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:31-33).

“Job poseía riqueza material en abundancia. Pero, su riqueza no lo apartó de Dios. Él reconoció que el Señor le había dado todos sus recursos (Job 1:21) y usó su riqueza con generosidad para beneficiar a otros (Job 4:1-4; 29:12-17; 31:16-32). “En la Biblia las riquezas materiales no son antagónicas ni están aisladas de la vida espiritual, sino que positivas y se hallan íntimamente ligadas a ella” (Dinero, sexo y poder, p. 52).

Cuando la prioridad de mi vida es ser rico espiritualmente, Dios me da la capacidad de honrarlo con las otras riquezas que él desea colocar en mis manos. Entonces, la pregunta que debemos responder en este momento es: ¿En qué orden están las riquezas en mi vida? ¿Será que estoy persiguiendo tanto las riquezas materiales que no tengo tiempo para la comunión personal?

¿Será que no estoy afanándome demasiado por las riquezas materiales que no tengo tiempo para el culto familiar y para un contacto íntimo con los miembros de mi familia?

Si no buscamos las riquezas en el orden que se describen las riquezas de Job, podemos estar poniendo en peligro nuestra relación con Dios y nuestra relación familiar.

Cuando Jesús hizo advertencias en cuanto a las riquezas, podemos notar por el contexto, que siempre estaban relacionadas al hecho de que las riquezas están tomando el lugar de la vida espiritual:

“¡Ay de vosotros, ricos!” (Lucas 6:24).

“No podéis servir a Dios y a las riquezas” (Lucas 16:13). “No os hagáis tesoros en la tierra” (Mateo 6:19).
“Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia” (Lucas 12:15). El autor Richard Foster dice:
“Cuando Jesús usa el término arameo Mamón para referirse a las riquezas, les está dando una naturaleza personal y espiritual. Al declarar: “No podéis servir a Dios y a las riquezas” (Mamón en el original, Mateo 6:24), está personificando a Mamón como un dios rival. Al decir eso, Jesús deja inequívocamente claro que el dinero no es un medio impersonal de cambio. El dinero no es algo moralmente neutro… Mamón es un poder que busca dominarnos” (Dinero, sexo y poder, p. 41). Al colocar la riqueza espiritual de Job en primer plano, la Biblia describe que esta dominaba las otras dos riquezas.


LAS PÉRDIDAS DE JOB

Cuando se le permitió a Satanás atacar a Job, el texto describe así los acontecimientos:

JOB 1:14-22

No sé si ustedes logran percibir, pero cuando se describen las pérdidas de Job, el orden de las riquezas se invierte: primero Job pierde las riquezas materiales, después pierde la riqueza familiar, pero la riqueza espiritual fue destruida porque la Biblia dice: “En todo esto Job no pecó”. Es como si la Biblia estuviera diciéndonos: en el orden de prioridades tenemos: lo espiritual, familiar y material. Y si tuvieran que perder, pierdan en el siguiente orden: material y familiar, pero nunca pierdan la espiritual “Porque ¿Qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?” (Mateo 16:26).

En verdad, todo el libro de Job es una defensa de su riqueza espiritual. En ningún momento está dispuesto a abrir la mano de la riqueza espiritual por las otras riquezas. Esa debe ser nuestra búsqueda también.


MAYORDOMÍA DE LAS PÉRDIDAS

En el capítulo 1, se presenta a Job como un buen mayordomo de las buenas dádivas de Dios, riqueza, muchos hijos, etc.

Pero en el capítulo 2, los versículos 9 y 10, después que Job fue atacado por el enemigo su mujer le sugiere que maldiga a Dios. Pero él le responde: ¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos?

El argumento de Job a su esposa era: en los buenos momentos fui un buen mayordomo de Dios y lo seré también en los momentos malos.

En este mundo de pecado, a veces tenemos que ser mayordomos de los momentos de dolor y pérdidas. La mayor realidad de la vida es que los momentos malos llegan y es en esos momentos que los fieles brillan con más intensidad.

La teología de la prosperidad nunca predicaría esto: SER UN BUEN MAYORDOMO DE LAS PÉRDIDAS, HONRAR A DIOS EN MEDIO DEL DOLOR, pero la teología bíblica de la fidelidad tiene que predicar esto.

Muchas veces “tenemos que confiar en Dios en medio de la oscuridad hasta que vuelva la luz” (A. W. Tozer).

Necesitamos tener la seguridad de que “la dolorosa tijera de podar está en las manos seguras de Dios” (Jonh Stott).

Y que “la mazmorra con Cristo es un trono, y un trono sin Cristo es un infierno” (Martin Lutero).

Además: “aunque no sabemos cuáles son los caminos por los que Dios nos conduce, podemos confiar en nuestro guía” (Martin Lutero). ¡UN BUEN MAYORDOMO EN EL DOLOR! Que Dios nos ayude a honrarlo como buenos mayordomos en los momentos buenos y malos.

DIOS RESTITUYE

El libro de Job termina con la restitución. Esta también está dividida en tres partes: La riqueza espiritual fue aumentada: “De oídas te había oído; mas ahora mis ojos te ven” (Job 42:5).

La riqueza material fue duplicada: “Y bendijo Jehová el postrer estado de Job más que el primero; porque tuvo catorce mil ovejas, seis mil camellos, mil yuntas de bueyes y mil asnas” (Job 42:12).

La riqueza familiar no le fue devuelta (pues sus diez hijos permanecieron muertos), ni fue duplicada (pues al final del libro él tiene diez hijos y no veinte), pero Job tuvo otros “siete hijos y tres hijas” (Job 42:13).

LA VERDADERA RIQUEZA DE JOB

La verdadera reposición de Job se hará en el cielo, allá él recibirá las riquezas eternas, el doble de hijos (en la esperanza de la resurrección de los hijos), pero conservará la rique- za eterna, pues nuestro carácter, que es la mayor riqueza espiritual, debe ser moldeado por Dios aquí, y lo llevaremos para la gloria.

“Muchos se están engañando al creer que el carácter será transformado cuando venga Cristo; pero cuando él aparezca no se convertirán los corazones. Tendremos que haber- nos arrepentido de nuestros defectos de carácter y tendremos que haberlos vencido por la gracia de Cristo durante el tiempo de gracia. Aquí es donde debemos prepararnos para formar parte de la familia celestial” (El hogar cristiano, p. 288).

LLAMADO

¿Dónde está su tesoro?

¿Cuál es el orden de prioridad de sus riquezas?

Pídale a Dios en este momento que lo ayude a poner como prioridad en su vida lo que es prioridad para él.

Me gustaría invitarlos a pegar el autoadhesivo que recibieron para renovar en este momento nuestro compromiso de fidelidad y generosidad con la causa de Dios.

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