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sermon: Cristo venció la muerte

Cristo venció la muerte



Juan 14:19


I. Introducción:

La enseñanza bíblica concerniente a la resurrección y a la condición de los seres humanos en la muerte está llena de consuelo y ánimo. En momentos de dolor no necesitamos abandonarnos a un pesar incontrolado, "como los otros que no tienen esperanza" (1 Tes.4:13). La razón de nuestra esperanza es Cristo, quien dijo: "Porque yo vivo, vosotros también viviréis" (Juan 14:19).


Según nuestro entendimiento acerca de lo que le ocurre a una persona al morir, durante el estado intermedio y en la resurrección, los adventistas diferimos de la mayoría de los cristianos. Hablamos de la resurrección de una persona. Creemos en la unidad de la persona y en la imposibilidad de una existencia consciente separada del cuerpo. NO hay fundamento bíblico alguno que apoye el concepto de que en la resurrección hay una reunión del cuerpo y un alma de la cual, en la muerte, habría sido separada. Los vocablos hebreos y griegos traducidos como "alma", en la Biblia representan básicamente la persona misma, no una parte de ella consciente y viviente eternamente, capaz de existir sin el cuerpo.


Al morir, la persona deja de ser consciente (Sal.146:4).


II. que sucede después de la muerte

El cuerpo se desintegra y pasa a ser como el polvo de la tierra (Ecl.3:20). Los muertos no existen conscientemente en el cielo o en el infierno. Metafóricamente hablando, ellos duermen (Juan 11:11; 1 Tes.4:14). Serán llamados a la resurrección desde sus tumbas, donde, sin haber tenido noción de tiempo, su espera les parecerá como si hubiera sido sólo un momento.

Esta es otra demostración del amor y la misericordia de Dios, puesto que si las "almas" fueran llevadas al cielo en el momento de su muerte, ¿cómo podrían disfrutar plenamente la dicha del cielo al ver la aflicción y el dolor que sus amados están sufriendo en la tierra?

Aunque la Biblia no enseña nada acerca del alma consciente o de la supervivencia del espíritu luego de la muerte del cuerpo, tiene mucho que decir con respecto a la vida después de la muerte. Deja en claro que ésta viene a todos, a los justos y a los impíos, pero describe un futuro totalmente diferente para cada uno (Juan 5:28,29). Después de descansar en el polvo hasta la resurrección, los muertos vivirán nuevamente para recibir las consecuencias de las elecciones que hayan hecho en sus vidas: los que hayan aceptado el ofrecimiento de Cristo de vida eterna (cap.3:16) recibirán la inmortalidad; los que hayan rechazado el ofrecimiento no le dejan a Dios otra opción que abandonarlos a la separación eterna. Ellos no pueden recibir vida de ninguna otra fuente, y tampoco pueden continuar recibiéndola del Señor, quien debido a su amor por sus hijos redimidos no puede permitir que el egoísmo y el pecado coexistan en su universo perfecto.


III. por fin veremos a nuestros seres queridos

En el segundo advenimiento los santos de todos los tiempos recibirán su herencia simultáneamente (1 Tes.4:16,17). En ese día de resurrección, cada persona será una nueva creación. Les será dado un cuerpo nuevo y, sin embargo, cada uno reconocerá a sus amigos y será reconocido por ellos. Los que transiten por las calles del cielo serán las mismas personas que vivieron en la tierra y pasaron por la experiencia que los hizo diferentes. Es reconfortante saber que Dios conservará el carácter y la personalidad de sus hijos y que en ese día de resurrección los restaurará a sus propias características personales, especiales.

Como otros, los adventistas consideramos que la muerte es un enemigo, pero no estamos aterrorizados por ella. Podemos hacerle frente confiadamente, encomendándonos al amante Padre y a Jesús, nuestro Hermano Mayor, cuya victoria sobre la tumba puede ser nuestra también, por medio de la fe.


Conclusión y llamado


Un adventista que descubrió recientemente que es víctima de una enfermedad incurable ilustró esta clase de confianza cuando le escribió a un amigo íntimo de la familia:


"El martes por la tarde... el diagnóstico original... fue confirmado. Como te puedes imaginar, fue difícil de aceptar, pero todo va a salir bien, lo sé. Dios puede aún hacer milagros. Aquella noche mi esposa y yo mantuvimos una larga conversación y enfrentamos realmente todo este asunto por primera vez juntos. A veces pienso que el Señor pone a prueba el fervor de nuestras oraciones y


retrasa la respuesta para que nuestra fe sea examinada. No importa qué ocurra, el tiempo es muy corto en lo que respecta a esta tierra. Se nos ocurrió pensar que podría ser como si un padre le dijera a su hijito que es hora de ir a la cama. El niñito puede objetar y decir que desea permanecer levantado un ratito más, pero el padre probablemente diría: 'Hijo, mañana será un día mejor, un día en el que podrás hacer todas las cosas que tanto deseas hacer'.


"Si eso es lo que Dios me está diciendo, ¿por qué habría yo de cuestionar su sabiduría?"

Cristo por su muerte venció la muerte y eso asegura la resurrección de los que mueren en Cristo.

Por la gracia de Dios todos un día seremos inmortales. AMEN.

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